MARIQUITA


                                                                                                                                24/09/18.

MARIQUITA

 

            Llevaba mucho tiempo dándole vueltas al asunto, pero no tenía la fuerza moral necesaria para llevarlo a  cabo. Quería lucirlo, estéticamente me encantaba la idea de llevarlo, pero me daba vergüenza y el peso del qué dirán era superior a mis ganas.

            Con el paso del tiempo maduré, superé los prejuicios sociales y me puse un pendiente en la oreja izquierda. Estaba  feliz llevándolo cuando, mira por donde, mi madre y mi tía se pusieron de los nervios.

             -El domingo hace la comunión tu sobrina en el sagrario de la catedral y viene toda la familia del pueblo. Por favor, ese día te quitas el pendiente.

             -Mamá, he estado tres años sin ser capaz de ponérmelo. Ahora ya no me lo quitaría ni aunque viniera el papa. Pese a sus suplicatorios -se llegaron a poner literalmente de rodillas- me negué en redondo y lucí zarcillo en el templo mayor sin que nadie reparara en él.

            Unos años después me puse otro en la oreja derecha. Y un día vigilando en la escuela el recreo de infantil, un pequeñito tiró de mi mano hasta conseguir que me agachara a su altura, palpó los pendientes y me preguntó si era mariquita. Me pareció increíble que un niño tan chico tuviera ya interiorizado el machismo imperante. Pensé en la importancia de lo que se habla delante de los peques, en cómo introyectamos conductas consciente o inconscientemente, en la gravedad de cómo educacionalmente reproducimos estereotipos apenas sin darnos cuenta, en el daño difícilmente reparable que les causamos. En cómo llenamos los armarios con nuestra basura mental.

             -No, soy mujer, le contesté. Con un pendiente era mariquita, con dos soy mujer, ¿no?

            El pobre crío se alejó de mi cortocircuitado.

 

 

 

 

 


Comentarios

  1. Amigo Antonio, cruel cortocircuitando al chiquillo sí que fuiste un poco, pero con lo más relevante que me quedo, incluso más que con la superación de los prejuicios sociales es salir victorioso en la dura batalla de conseguir lucir el pendiente en contra de tu madre y tu tía.....¡¡Artistaaaaa!! Jajaja.

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    Respuestas
    1. Pacorrrrrrrr, puede que sí. Personalmente, creo que no. Por fortuna, un peque de 4 años tarda apenas unos segundos en olvidar mi respuesta, fuera de lugar, porque los niños viven el presente. Lo que realmente horada su cerebro, lo que le hace daño y se incrusta en su vida como u a garrapata, además de las palabras, es una actitud mantenida en el tiempo, en su entorno, principalmente, claro, en los padres. Gracias por estar siempre ahí. 😘😘😘

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    2. Lo malo, según yo creo, es que, mujer o mariquita, te estabas apuntando a una feminidad de la que no gusta hablar, pero algún día, en vez de tanto feminismo acrítico contagiando también al univero gay.

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  2. Jaja, a veces cortocicuitar sive para despertar al menos la duda. Las pobres madres y titas lo pelearon y luego lo olvidaron y aceptaron. Me encanta!!

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  3. Jajajaa, que bueno Antonio, gracias a personas valientes, hoy vemos tan normal, ciertos detalles, que tiempos atrás era escandaloso. Lo preocupante, es que todavía hay padres y madres que siguen pensando, como de otra época y es lo que transmiten

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  4. Gracias a muchos años de lucha,eso que cuentas,tiene su importancia...y mucha importancia.Gracias al Universo,cada vez es más "normal"...
    Un abrazo amigo!!

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  5. Amigo Antonio: Probablemente, el chavalín solo fue un mandao.😂😂

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