CÁNCER A LA CARTA
CÁNCER A LA CARTA
De colon, de recto, de intestino
delgado, de vulva, de vagina, de ovario, de útero, de cuello uterino, de
próstata, de páncreas, de bazo, de hígado, de vejiga, de riñones, de estómago,
de esófago, de pulmón, de mama, de garganta, de cuello, de tiroides, de labios,
de lengua, de ojo, de cabeza, de
cerebro, de huesos, de piel, de sangre, de linfa… Tres de mis cuatro abuelos. Tres tíos y una tía. Mi madre y la de mi hija
murieron de cáncer. Mis dos amigos más queridos, también. Una prima. Mi consuegro. Y una lista
infinita de parientes y conocidos. En el último año, se han ido dos amigas de
toda la vida y de cinco amigos entrañables, dos han sido operados con éxito, uno
ha sido tratado exitosamente con quimio y radio y dos están graves en espera de
evolución. Otros tres han sido operados de la próstata y tratados con quimio y
radio. De las amigas operadas de mama he perdido la cuenta. Algunas se han ido
después, la mayoría sigue con un tratamiento de por vida, tras la quimio y la radio.
Yo mismo llevo siete años
diagnosticado de una leucemia linfoide crónica -LLC- que sin ser tan agresiva
como otras, no deja de ser cáncer. Para nuestra medicina estoy en un
estadio cero y no tengo tratamiento. Pero los marcadores tumorales no dejaban
de empeorar. Pasé en cinco años de 12.000 a 29.000 leucocitos y al quinto año
los ganglios del sistema linfático empezaron a inflamarse, llegando a tener
adenopatías significativas por todo el
cuerpo. Sin embargo mi hematólogo continuaba diciendo que no tenía tratamiento,
que empezarían con quimioterapia y
radioterapia cuando mis marcadores superaran el protocolo que ellos tienen
establecido. Como me parecía demasiado cruel estar pacientemente esperando a
tener los ganglios del tamaño de una pelota de tenis y los leucocitos,
linfocitos y plaquetas disparatados, recurrí a otras terapias.
Desde el principio, tuve un
tratamiento de apoyo homeopático y como al quinto año me alarmé con la
inflamación de ganglios, tuve la inmensa fortuna de empezar con un tratamiento
de la medicina tradicional china -MTC- que en algo más de un año ha mejorado
todos mis marcadores y desinflamado en gran parte mis adenopatías. Por ejemplo,
he pasado de 29.000 leucocitos a 6.000, que es una cifra normal. La sangre roja
la tengo prácticamente recuperada y la linfática mejora en cada revisión. El
bazo que también estaba inflamado ha recuperado su tamaño original. Me queda la asignatura
pendiente del sistema inmune, que sigue bajo, pero he de decir que en los dos
últimos años no he padecido ni una sola infección. Estos datos llevan consigo
una conclusión espectacular. Está habiendo en mi cuerpo una profunda
intervención a nivel celular y molecular, solo con fitoterapia a base plantas inocuas.
Básicamente, el tratamiento de la
MTC consiste en una alimentación sana desintoxicante que pone el acento en otro
concepto de alimentación, en la forma de mezclar los alimentos y no en las
cantidades -puedo comer casi de todo y cuanto quiera- y en unos medicamentos
naturales, sin efectos secundarios, a base de plantas. Importantísimo en la MTC
qué y cómo se respira, cuál y cuánta agua bebemos, cómo y de qué nos
alimentamos, cómo y cuánto defecamos y orinamos, qué y cuánta actividad diaria
tenemos y si esta está compensada con el descanso. Fundamental seguir el ritmo
de la Naturaleza, los horarios del sol. Por ejemplo, cenar dos horas antes de
que se ponga el sol, para que nuestras vísceras no estén trabajando cuando nos
acostemos. La MTC mantiene que si respiras, bebes, comes y evacuas bien y tu
actividad física está equilibrada con el
descanso, tu cuerpo está sano y, en consecuencia, tu mente también. Todos los
principios de la MTC son de una lógica aplastante, pero implican otra
filosofía, otra forma de vivir que no tiene nada que ver con la que nos impone
el inhumano sistema social que hemos adoptado en occidente, con el que están
relacionadas la mayor parte de las enfermedades.
Las medicinas que tomo, que tan buen
resultado me están dando, no aparecen como tales en el mercado, sino como
complementos alimenticios a los que no se les permite ni siquiera tener un
prospecto explicativo de sus características y propiedades curativas como los
que tienen los medicamentos que se venden en las farmacias. De eso se encargan las
farmacéuticas, que tienen el monopolio y no permiten competencias. La presión
de las farmacéuticas obliga a los gobiernos y a los jueces a tomar medidas en
contra de las terapias alternativas que están obteniendo resultados positivos y
serían baratas si se vendieran oficialmente como medicinas con prospecto
explicativo. Pero la homeopatía, la MTC, la ayurvédica, la biodecodificación,
la biodecodificación quántica, el ozono y demás terapias alternativas están
siendo ninguneadas, perseguidas y castigadas por los estados, los jueces y los
medios de comunicación al servicio del sistema. Raro es el día que en algún
periódico o telediario no sale un científico, con bata blanca y pinta de muy
docto, denunciando el efecto placebo y demás perversidades de las medicinas que
no son la oficial.
Investigadores, científicos y médicos de todo el mundo que buscan y practican otras opciones sanadoras, están siendo condenados, exiliados, silenciados. No sé si esto te preocupa. Tampoco sé si te preocupa que los estados no prohíban taxativamente insecticidas, plaguicidas, fungicidas y demás venenos que se echan a los alimentos, que nos consta están enfermando nuestros cuerpos y contaminando gravemente el planeta. No sé si te parece normal que no haya oficialmente una pedagogía elemental alrededor de la nutrición, una didáctica con las normas a, e, i, o, u de cómo, qué y cuándo comer, normas básicas para una digestión sana como no mezclar proteínas con hidratos o no beber comiendo. Mi respuesta es que hay un gran negocio montado alrededor de la salud y la enfermedad es su razón de ser. Dicho de otra manera, interesa mucho que estemos enfermos, a ser posible, crónicos.
Con todo, no quiero cerrarme la puerta de las soluciones que propone nuestra medicina. Tampoco pretendo hacer proselitismo a favor de las medicinas alternativas, cada uno debe coger el toro de su salud por los cuernos. Lo que pido es que todas las medicinas cuenten con las mismas posibilidades de difusión, acción y venta. Que las subvenciones públicas se repartan entre todas las opciones, que no sea desde lo público donde se gestione el boicot que imponen las farmacéuticas para mantener su oligopolio comercial , que se investigue y depure el intrusismo y se haga verdadera pedagogía con el amplio abanico de posibilidades, para que cada uno pueda elegir con conocimiento de causa.
Concluyendo, es muy sospechoso que a estas alturas del
siglo XXI el tratamiento que ofrece la
medicina oficial al cáncer siga siendo quimio y radio, quimio y radio, quimio y
radio. Me pregunto por qué no se investigan caminos ya contrastados, como la
milenaria medicina tradicional china. U otros. Me pregunto por qué las demás
medicinas no están en igualdad de posibilidades con la alopática. Me pregunto
por qué vemos como normal el monopolio de las farmacéuticas. Por qué dejamos
que sean ellas y sus laboratorios las que reciclen y adiestren a nuestros
médicos. Por qué no vinculamos alimentación, modelo de vida y cáncer. Por qué
estamos tan ciegos.
Salud y Naturaleza, felicidades en tu onomástica.
ResponderEliminarExcelente reflexión, de la que se deduce que lo último que importa es la salud y que sigue mandando Don Dinero. Estamos abocados a la autodestrucción
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