CÁNCER A LA CARTA

                                                                   


                                                                                   06/06/2021.

CÁNCER A LA CARTA 

            De colon, de recto, de intestino delgado, de vulva, de vagina, de ovario, de útero, de cuello uterino, de próstata, de páncreas, de bazo, de hígado, de vejiga, de riñones, de estómago, de esófago, de pulmón, de mama, de garganta, de cuello, de tiroides, de labios, de lengua,  de ojo, de cabeza, de cerebro, de huesos, de piel, de sangre, de linfa… Tres de mis cuatro abuelos. Tres tíos y una tía. Mi madre y la de mi hija murieron de cáncer. Mis dos amigos más queridos, también. Una prima. Mi consuegro. Y una lista infinita de parientes y conocidos. En el último año, se han ido dos amigas de toda la vida y de cinco amigos entrañables, dos han sido operados con éxito, uno ha sido tratado exitosamente con quimio y radio y dos están graves en espera de evolución. Otros tres han sido operados de la próstata y tratados con quimio y radio. De las amigas operadas de mama he perdido la cuenta. Algunas se han ido después, la mayoría sigue con un tratamiento de por vida, tras la quimio y la radio.

            Yo mismo llevo siete años diagnosticado de una leucemia linfoide crónica -LLC- que sin ser tan agresiva como otras, no deja de ser cáncer. Para nuestra medicina estoy en un estadio cero y no tengo tratamiento. Pero los marcadores tumorales no dejaban de empeorar. Pasé en cinco años de 12.000 a 29.000 leucocitos y al quinto año los ganglios del sistema linfático empezaron a inflamarse, llegando a tener adenopatías significativas  por todo el cuerpo. Sin embargo mi hematólogo continuaba diciendo que no tenía tratamiento, que empezarían con quimioterapia  y radioterapia cuando mis marcadores superaran el protocolo que ellos tienen establecido. Como me parecía demasiado cruel estar pacientemente esperando a tener los ganglios del tamaño de una pelota de tenis y los leucocitos, linfocitos y plaquetas disparatados, recurrí a otras terapias.

            Desde el principio, tuve un tratamiento de apoyo homeopático y como al quinto año me alarmé con la inflamación de ganglios, tuve la inmensa fortuna de empezar con un tratamiento de la medicina tradicional china -MTC- que en algo más de un año ha mejorado todos mis marcadores y desinflamado en gran parte mis adenopatías. Por ejemplo, he pasado de 29.000 leucocitos a 6.000, que es una cifra normal. La sangre roja la tengo prácticamente recuperada y la linfática mejora en cada revisión. El bazo que también estaba inflamado ha recuperado su  tamaño original. Me queda la asignatura pendiente del sistema inmune, que sigue bajo, pero he de decir que en los dos últimos años no he padecido ni una sola infección. Estos datos llevan consigo una conclusión espectacular. Está habiendo en mi cuerpo una profunda intervención a nivel celular y molecular, solo con fitoterapia a base plantas inocuas. 

            Básicamente, el tratamiento de la MTC consiste en una alimentación sana desintoxicante que pone el acento en otro concepto de alimentación, en la forma de mezclar los alimentos y no en las cantidades -puedo comer casi de todo y cuanto quiera- y en unos medicamentos naturales, sin efectos secundarios, a base de plantas. Importantísimo en la MTC qué y cómo se respira, cuál y cuánta agua bebemos, cómo y de qué nos alimentamos, cómo y cuánto defecamos y orinamos, qué y cuánta actividad diaria tenemos y si esta está compensada con el descanso. Fundamental seguir el ritmo de la Naturaleza, los horarios del sol. Por ejemplo, cenar dos horas antes de que se ponga el sol, para que nuestras vísceras no estén trabajando cuando nos acostemos. La MTC mantiene que si respiras, bebes, comes y evacuas bien y tu actividad física está  equilibrada con el descanso, tu cuerpo está sano y, en consecuencia, tu mente también. Todos los principios de la MTC son de una lógica aplastante, pero implican otra filosofía, otra forma de vivir que no tiene nada que ver con la que nos impone el inhumano sistema social que hemos adoptado en occidente, con el que están relacionadas la mayor parte de las enfermedades.

            Las medicinas que tomo, que tan buen resultado me están dando, no aparecen como tales en el mercado, sino como complementos alimenticios a los que no se les permite ni siquiera tener un prospecto explicativo de sus características y propiedades curativas como los que tienen los medicamentos que se venden en las farmacias. De eso se encargan las farmacéuticas, que tienen el monopolio y no permiten competencias. La presión de las farmacéuticas obliga a los gobiernos y a los jueces a tomar medidas en contra de las terapias alternativas que están obteniendo resultados positivos y serían baratas si se vendieran oficialmente como medicinas con prospecto explicativo. Pero la homeopatía, la MTC, la ayurvédica, la biodecodificación, la biodecodificación quántica, el ozono y demás terapias alternativas están siendo ninguneadas, perseguidas y castigadas por los estados, los jueces y los medios de comunicación al servicio del sistema. Raro es el día que en algún periódico o telediario no sale un científico, con bata blanca y pinta de muy docto, denunciando el efecto placebo y demás perversidades de las medicinas que no son la oficial.

            Investigadores, científicos y médicos de todo el mundo que buscan y practican otras opciones sanadoras, están siendo condenados, exiliados, silenciados. No sé si esto te preocupa. Tampoco sé si te preocupa que los estados no prohíban taxativamente insecticidas, plaguicidas, fungicidas y demás venenos que se echan a los alimentos, que nos consta están enfermando nuestros cuerpos y contaminando gravemente el planeta. No sé si te parece normal que no haya oficialmente una pedagogía elemental alrededor de la nutrición, una didáctica con las normas a, e, i, o, u  de  cómo, qué y cuándo comer, normas básicas para una digestión sana como no mezclar proteínas con hidratos o no beber comiendo. Mi respuesta es que hay un gran negocio montado alrededor de la salud y la enfermedad es su razón de ser. Dicho de otra manera, interesa mucho que estemos enfermos, a ser posible, crónicos.

                  Con todo, no quiero cerrarme la puerta de las soluciones que propone nuestra medicina. Tampoco pretendo hacer proselitismo a favor de las medicinas alternativas, cada uno debe coger el toro de su salud por los cuernos. Lo que pido es que todas las medicinas cuenten con las mismas posibilidades de difusión, acción y venta. Que las subvenciones públicas se repartan entre todas las opciones, que no sea desde lo público donde se gestione el boicot que imponen las farmacéuticas para mantener su oligopolio comercial , que se investigue y depure el intrusismo y se haga verdadera pedagogía con el amplio abanico de posibilidades, para que cada uno pueda elegir con conocimiento de causa.

              Concluyendo, es muy sospechoso que a estas alturas del siglo XXI el  tratamiento que ofrece la medicina oficial al cáncer siga siendo quimio y radio, quimio y radio, quimio y radio. Me pregunto por qué no se investigan caminos ya contrastados, como la milenaria medicina tradicional china. U otros. Me pregunto por qué las demás medicinas no están en igualdad de posibilidades con la alopática. Me pregunto por qué vemos como normal el monopolio de las farmacéuticas. Por qué dejamos que sean ellas y sus laboratorios las que reciclen y adiestren a nuestros médicos. Por qué no vinculamos alimentación, modelo de vida y cáncer. Por qué estamos tan ciegos.


Comentarios

  1. Salud y Naturaleza, felicidades en tu onomástica.

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  2. Excelente reflexión, de la que se deduce que lo último que importa es la salud y que sigue mandando Don Dinero. Estamos abocados a la autodestrucción

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