ACOSO
03/10/18.
ACOSO
Para terminar mis 40 años de
docencia quise tener el mismo curso durante cuatro años seguidos. Había
comprobado que en un ciclo de dos años no me daba tiempo a conseguir los
objetivos que pretendía y decidí despedirme de la escuela dando lo mejor de mi
experiencia teniendo la misma clase 3º, 4º, 5º y 6º de educación primaria.
A mediados del último curso, unos padres
denunciaron a la guardia civil y al director del colegio que su hijo estaba
siendo acosado por tres compañeras, presentando como prueba unas fotos de las
piernas con moratones. Debo reconocer que la sorpresa fue mayúscula porque estos
padres habían traído a sus hijos al centro precisamente por su relación
conmigo, nuestro trato era amistoso y fluido y puentearon mi tutoría al poner
la querella.
Su hijo, el menor de dos hermanos
varones, era un niño bueno, un tanto tímido, que desde pequeñito había jugado
siempre con las niñas. De sensibilidad femenina, nunca jugaba al fútbol u otros
deportes con los niños. Las tres acusadas eran precisamente sus mejores amigas.
Llegó la adolescencia, ellas querían tener su intimidad, hablar de sus cosas
sin tenerlo a él delante y empezaron primero a evitarlo de forma sutil y después, ante su insistencia, a rechazarlo
explícitamente. Qué pesado es, me decían durante los careos.
La comisión de convivencia abierta
para el caso, concluyó sus investigaciones negando la existencia de acoso
escolar y los padres, en vez de aprovechar esta punta del iceberg para
profundizar en tan delicado asunto, optaron por lo fácil y cambiaron al infeliz
crío de centro. Pero los cardenales en las piernas eran reales y me consta que ellos
sabían que al maltratador no había que buscarlo fuera de la casa…
Uf.... qué fuerte!😞
ResponderEliminarTremendo, gracias Antonio
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