PATRIOTAS




FRESA


                                                                                                        
                                                                                  20/04/20.
PATRIOTAS

            Un par de años antes de la muerte del dictador, varios amigos fuimos durante las vacaciones a trabajar al paraíso de los paraísos fiscales, esa inmensa caja fuerte entre montañas. Residimos en un campamento para emigrantes a las afueras de la ciudad. Barracones de madera con alcantarillado, electricidad, agua corriente, zonas de lavabos, retretes, duchas con agua caliente, lavaderos, literas, mantas, sábanas… Convivíamos habitantes de todos los países ribereños del mar nuestro, nos reconocíamos por el color de la piel, los ojos, los pelos, los bigotes, las ropas. Los precios eran asequibles y la vida  llevadera, no íbamos allí de turismo, íbamos a trabajar, a ahorrar para poder estudiar el curso siguiente.
            Actualmente, en nuestras provincias del sur más al este y al oeste, convertidas en océanos del plástico, las condiciones de trabajo son tan extremas que ni los parados las aceptan. A las altísimas temperaturas de los invernaderos se les unen unos salarios insultantes que no llegan ni a precarios. De los alrededores del desierto llega la mano de obra capaz de recolectar estas cosechas de verduras y frutas rojas y soportar vivir  en poblados de chabolas improvisadas, sin urbanizar, sin electricidad, sin agua, sin lavabos ni letrinas, en circunstancias absolutamente inhumanas.
            Ni el gobierno continental, ni el nacional, ni el autonómico ni los locales miran hacia estos hacinamientos ignominiosos que carecen de las mínimas condiciones de habitabilidad, salubridad o asepsia. De vez en cuando, intrépidos vecinos de la zona viven su momento de gloria prendiendo fuego a estos indefensos campamentos de plexiglás y cartón, al más puro estilo colonial.
                      ¡Por provocar, ea!
           


Comentarios

  1. Como siempre esperando este disfrute dominical. Es un gustazo y aunque no tiene por qué ser más largo... Sabe a poco. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Como siempre, otro relato más que viene a retratar aquella España y aquellas vivencias y situaciones que vivimos la mayoría de españolitos de a pié. Yo no estuve en la vendimia francesa pero sí algunos amigos me lo contaron.

    ResponderEliminar
  3. Curiosamente, también yo "residí" en esas barracas en Ginebra. Un lujo, si las comparamos (¿acaso se pueden comparar?) con lo que esos inmigrantes soportan como hospedaje

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

SEGUNDAS OPORTUNIDADES

GRACIAS

LA COLECCIÓN