LA TENTACIÓN



Manolo Valdés | Reina Mariana (2017) | Available for Sale | Artsy

                                                                                            22/03/20.
LA TENTACIÓN

            Y allí estábamos los dos en la isla de los rascacielos, mi cicerone empeñado en que no me perdiera detalle. Edificios, calles, parques, museos, teatros, cines, clubs, bares… repasábamos todos los lugares emblemáticos de aquella ciudad icónica donde se hizo adulto y tuvo la suerte de coincidir y conectar con la vanguardia intelectual y artística que llegó huyendo de los horrores de la guerra, una experiencia que lo marcó para siempre. 
            Apenas pude cerrar la boca en aquella semana de ensueño, íbamos de un Ohhh a otro Ohhhhhh mayor. Un día me dijo que íbamos a visitar a nuestro artista con más proyección internacional, del que conocíamos bien su obra y habíamos hablado muchas veces, siempre con una admiración casi reverencial.
            Iremos en limusina, que he visto que cuesta lo mismo que el taxi, me dijo. Cuando el infinito auto beige llegó conducido por un chófer negro uniformado, estábamos muertos de risa perdidos en el asiento de atrás, a kilómetros del conductor.
            El ático del pintor ocupaba toda la última planta de un edificio situado en la avenida más famosa y cara del planeta. Sí, es nuestro artista con más proyección internacional, me dije. El ascensor nos dejó directamente en su estudio de techo acristalado y avanzamos entre inmensas meninas de alabastro y bronce subidas a las mesas de trabajo, situadas a un lado y otro del pasillo central, como si de un portentoso bulevar de esfinges se tratara. Andábamos mirando hacia arriba, embelesados, embargados por la emoción, abducidos por la belleza de aquellas esculturas maravillosas.
            Cuando finalmente apareció el anfitrión con su bata marrón con manchas de pintura, nos hizo pasar a su vivienda. Él y su mujer fueron muy amables, nos invitaron a un té y nos despidieron en la puerta de su casa, así que volvimos a atravesar el taller solos. Llegando al final vimos que tirada dentro de una papelera, estaba la menina esculpida en madera que le había servido de boceto.
            Nada más cerrarse la puerta del ascensor,  mi amigo me preguntó por qué no la había metido en la mochila.
            ¡¡¡Eso mismo he pensado yo!!!
           


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